Silencio en Mykonos

El Piscina a Medianoche

Recuerdo cómo se sentó allí—sin bebida, solo sus ojos fijos en el agua. No borracho. No enfadado. Solo… silencio. A su alrededor, la brisa del Egeo llevaba más que sal: llevaba memoria. Pasé años persiguiendo historias como esta—no titulares, sino latidos del corazón.

El Último Gol No Fue Marcado

Dijeron que le besó dos veces antes de irse. Dos discusiones. Dos visitas de la policía. Sin arresto. Solo preguntas que pesaban más que cualquier titular. El dueño del restaurante susurró: ‘Rompió la puerta.’ Pero lo que se rompió no fue la puerta—fue el silencio entre ellos.

Lo Que No Dijimos

Ella no lloró en voz alta. Él no maldijo su nombre en redes sociales. Pero ambos sabían: el amor no siempre se va con fuegos—it se va con sillas vacías a las 3 a.m., toallas aún húmedas de las lágrimas de la última noche.

Mykonos No Comenta

El hotel no hablará. La policía no confirmará. Pero yo lo vi—the modo en que sus hombros cayeron cuando pasó junto a la piscina por última vez. Ninguna multitud a su alrededor ahora. Solo estrellas sobre el agua. Y dos conjuntos de huellas desvaneciéndose en el amanecer.