El mito del esfuerzo en el baloncesto

El mito que nos vendieron

“Jugaron mejor”, dijo Mark Deganon tras la victoria de los Pacers 108-91 contra OKC. Pero no lo que calló: No nos superaron con esfuerzo, sino con inteligencia.

Crecí en las canchas del South Side de Chicago—donde el aro no es una escalera hacia el éxito, sino un espejo que refleja quién realmente juega. Mi padre, un profesor, me enseñó que el esfuerzo solo es un mito vendido a quienes nunca ven la pelota.

El sistema detrás del silencio

Los Thunder tienen estrellas. Salarios altos. Selecciones costosas. Sus análisis son impecables. Pero ¿qué no ves? Los jugadores de los Pacers—chicos de barrios—juegan con paciencia, no pánico. Leen defensas como improvisación de jazz: un pase a la vez, cada lectura importa.

Vi cómo Marcus avanzaba por el entrenamiento—not con furia, sino con silencio.

Una cancha que piensa atrás

Esto no trata de quién lanza mejor. Es sobre quién escucha primero. Quien lee la sala antes de disparar. El sistema de los Pacers no se construyó con dinero—sino con mentores que se quedaron tarde tras la práctica, cuidando a niños que nadie más veía.

En las canchas del South Side de Chicago a medianoche, yo no necesito un highlight reel—necesito una voz humana diciendo: ‘Te veo.’ Así avanza la equidad. No por esfuerzo. Pero por reconocimiento.