Salida de Setién

La ruptura inimaginable

Cuando se confirmó que Quique Setién dejó el Arsenal sin el consentimiento de Arteta, me detuve en medio de mi sprint en la cancha de Brooklyn. No por curiosidad futbolística —aunque todos la tenemos— sino porque esto era histórico. Por primera vez en años, alguien se fue contra la voluntad del entrenador.

He seguido a su equipo técnico como un halcón desde que llegó. Tres asistentes, un mismo ritmo: como una banda de hip-hop donde todos saben su flow. Pero ahora… falta un puesto.

Por qué esto importa más de lo que parece

Arteta no quería que se fuera. Ese detalle es clave.

Él busca personas que entiendan su visión —no solo técnicos, sino cómplices en pasión y estructura. Su grupo ha sido sólido desde el principio: Albert Stummeberg con sus AirPods (sí, en serio), Miguel Molina con energía juvenil… y luego está Setién.

Setién no era solo talentoso; tenía ambición. Y en un sistema basado en lealtad y visión compartida, la ambición puede parecer traición.

El factor confianza: más difícil de lo que crees

Sea sincero por un momento: encontrar a alguien para el círculo íntimo de Arteta no depende solo del currículum o los métodos tácticos. Es sobre confianza —la que se construye tras sesiones tardías, charlas después del partido y silencios compartidos tras derrotas difíciles.

Esa conexión no se acelera. Toma meses, quizás años. Y ahora buscan a alguien nuevo —no solo competente, sino creíble. Eso… es más difícil que ganar partidos.

Lo que esto significa para jóvenes entrenadores como yo

Estudiando narrativa digital en NYU mientras dirijo mi canal de YouTube Shorts sobre baloncesto desde la cocina de mi madre… veo parte de mí en esta historia.

Setién tenía 29 años —similar a mi edad— entrando al fútbol élite mientras perseguía su sueño. Quería más que funciones secundarias; quería legado. Pero la lealtad tiene reglas. En entornos tan exigentes como el Arsenal, incluso el talento necesita permiso para crecer.

No se trata de culpa —es equilibrio entre visión y libertad.

Pensamiento final: los cambios llegan callados

El cambio no siempre viene con fuegos artificiales. A veces llega con una carta silenciosa de un hombre que se atrevió a pensar más allá del “sí”. Así que la próxima vez que escuches hablar de “lealtad” en el campo o tras el banquillo… recuerda este momento: cuando hasta los legendarios necesitan permiso para avanzar.